2007-10-23

El amor es ciego

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Los japoneses aman a sus perros con un amor ciego e incondicional. Cuanto más diminuto mejor. ¿Cómo se expresa este amor profundo? Basta con abrir el armario... canino por supuesto. En los parques los dueños pasean sus mascota con orgullo digno de la madre de un recién nacido, mientras que los pequeños lucen trajes de lo más variopinto. Mi sorpresa no tiene límites cuando en Tokio, en Harajuku, el famoso cobijo de las yamambas, entro en una tienda de ropa para nuestros amigos de 4 patas. La oferta es asombrosa, desde unos calcetines diminutos, vaqueros de marca Lee, perros Haloween, perros Mickey Mouse, perros panda, chaquetas de invierno, sombreros, gorros, pequeños kimonos, hasta incluso perro punk! Los precios por lo general suben por encima de 2000 yenes por prenda (160 yenes equivalen a 1 euro), lo cual no es ningún chollo. Prefiero no pensar cuánto cuesta el cochecito para el perro...; sí, sí, también los hay... Oís bien. La próxima vez intentaré cazar uno con mi cámara.

Efectivamente, un mes más tarde, he conseguido captar esta imagen. ¿Vale más que mil palabras, no?

Posando ???



Harajuku, Tokyo

2007-10-20

Kamogawa

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Sentada en la ribera del río Kamogawa estoy observando las majestuosas aves -el símbolo del viejo Nippon-. La garza gris extiende con gracia su largo cuello contemplando el río.

Kyoto

Yamanbas

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Salen al atardecer. Pelo rubio, rosa o naranja, ropa de colores llamativos, cara oscura con un maquillaje elaborado y ostentoso. Ellas son las yamanbas, unas criaturas nocturnas que pueblan las calles de Tokio. Media cara maquillada, las yamanbas están buscando un sitio tranquilo para llevar a cabo sus ritos diarios. Pero hoy no es su día de suerte. Nadie quiere darles cobijo para que puedan dar el toque final a su elaborado ser. Acurrucadas se colocan en un rincón de Harajuku. Me estoy acercando aterrorizada pero fascinada. "2000 yenes por la foto", me dice en un tono agresivo y chillón. Intento regatear, entablar una conversación con el ejemplar masculino, sin embargo la yamanba absorta por el reflejo de su cara en un enorme espejo que probablemente siempre lleva consigo, se cierra en su mundo, ajeno para un ser tan ordinario e insignificante como el pequeño hipoctopus...

Harajuku, Tokyo

2007-10-19

Kyoto City International Foundation

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Esta mañana llegué a clase muerta pero viva teniendo en cuenta la velocidad con la cual había maltratado a mi pobre bicicleta (gracias Nonchan!). Por supuesto me he perdido aunque La Señora de Los Gatos me había dibujado un mapa muy preciso, pero como Kyoto es básicamente un cubo dividido en infinitos cubos pequeños, todo resulta igual: millones de callejones perpendiculares. Sin embargo logré llegar a mi destino con la amable ayuda de los obreros muy emocionados por la posibilidad de hablar con un gaijin. Todos aquellos señores japoneses han dejado su trabajo para informarme. Me siento culpable... Por Dios, no serán acusados de sabotaje frente a la empresa...(?)

La clase resultó muy divertida dado que estábamos yo, la profesora y otro alumno –un kazako nacido en China que no hablaba en japonés demasiado, pero que se comunicaba con la profesora de maravilla a través de kanji (la escritura japonesa que tiene su origen en China) mientras que yo obviamente no tengo idea ella...-. De todas formas, el kazako fue muy amable y he aprendido cosas muy curiosas sobre su país. Otros compañeros de clase eran principalmente de China e Indonesia. Los profesores son voluntarios y cualquiera que quiera aprender japonés puede participar por 50 yenes una hora y media, un precio simbólico por excelencia. Además de los aficionados a la lengua japonesa, un sitio muy interesante para saber algo más sobre la vida cultural de Kyoto, conocer gente de todo el mundo, poner un anuncio en un tablero (no es moco de pavo en Japón, eh!), buscar piso en alquiler, conocer un poco mejor algunos aspectos de la cultura tales como caligrafía, origami, ikebana (gratis). También se puede participar en la clase de la ceremonia de té (sodo), unos 1000 yenes, o yoga por un módico precio de 200 yenes por hora. Casi todas las clases culturales se imparten dos veces al mes.


Toda la información en inglés la tenéis aquí.


2007-10-18

Casa de las Once Bestias

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El pequeño Hipoctopus vivía en una casa en Kioto rodeado de las 11 bestias, de tigres de tamaño reducido que cada día ostentaban su hostilidad con miradas llenas de odio y ganas de venganza. La Señora de los Gatos era una dama un poco mayor, que bailaba flamenco con una pasión que superaba incluso a Carmen o las mayores estrellas de este baile andaluz. Aún así, la convivencia con la Señora se presentaba como una experiencia muy enriquecedora tanto lingüística como culturalmente. La Señora hablaba muuuuuuuuucho en una lengua que el Hipoctopus ignoraba pero escuchaba con ánimo e interés.

Casa de Las Once Bestias -Gran Hermano está mirando, Dom Jedenastu Bestii
(warui Muchan)

Las bestias, Kyoto

Erase una vez un pequeño Hipoctopus que había viajado a un país lejano y misterioso. Y allí....

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Vale, vale. Lo sé, habría tenido que empezar este blog hace mucho tiempo pero la llegada a Japón ha sido una locura y he tardado casi dos semanas en adaptarme al otro planeta. El Jefe se está poniendo impaciente pero aquí estoy, por fin he empezado!!! Hoy por fin tengo un pequeño respiro para empezar este blog tan caótico como mi vida aquí y yo misma. Tal vez la armonía del jardín zen al otro lado de una enorme pared de cristal le dará un poco de ánimo al pequeño Hipo.

Pontocho, Kyoto